viernes, 12 de noviembre de 2010

Vocación de Kamikaze o simplemente cojudos

“Kamikaze”, término de origen japonés que fuera utilizado a finales de la segunda guerra mundial por los traductores estadounidenses para referirse a los ataques suicidas por parte de pilotos de la armada imperial japonesa dirigidos hacia la flota aliada; y que se ha extendido a nivel mundial para referirse a toda incursión suicida, en donde lo único que importa es destruir el objetivo sin importar la propia integridad. Este término que fuera utilizado hace más de 60 años y a muchos kilómetros de nuestra querida ciudad; hoy está más vigente que nunca entre nosotros, basta con darse una vuelta por Lima y detenerse unos minutos en algún cruce peatonal, para ver con pánico la “audacia” de “mis paisanos” quienes con real vocación e instinto “Kamikaze” se lanzan a la extremadamente peligrosa misión de cruzar la pista.

Pues sí, lo que en cualquier ciudad del mundo sería el muy simple y aparentemente inofensivo proceso de llegar a la vereda de enfrente, en Lima se convierte para quienes tratamos de respetar las luces del semáforo en un infernal intento de sobrevivir a las combis, coasters, buses, taxis y demás que por supuesto hacen caso omiso del susodicho semáforo, o es que acaso piensan que son “adornos” para alegrar la ciudad o quizás luces navideñas olvidadas.

El tema de los semáforos en Lima es muy particular, ya que casi nadie los respeta se podría decir que son ornamentos para nuestra cada vez más gris ciudad, y si lo haces te miran como el cojudo que "se queda parado en la esquina" o te gritan que “avances, no vez que no viene carro”, como algún infeliz intentó hacerlo conmigo llevándose (por supuesto) su respectivo “vete al mierda” por parte del suscrito; pero de un tiempo a esta parte abundan los semáforos por todo Lima, a algún “genio” y “esmerado” funcionario de la comuna se le ocurrió que con más semáforos, colocados indiscriminadamente sin el menor criterio técnico ni conocimiento de la realidad de la zona en donde lo estaban colocando el tráfico iba a mejorar, ¡Gran Error!, lo único que se ha logrado con esto es que haya más semáforos que absolutamente nadie respeta, por que si pues, un día me levanto, me voy a comprar el pan con las legañas aún en los ojos y me encuentro que justo por donde cruzo todos los días me pusieron tremendo semáforo, ¡No Pues!, ya empezaron a fregar, por que en Lima las normas no se hacen para procurar hacer más habitable la ciudad ¡No!, las normas se hacen para fregarme el día, por que ahora voy a tener que esperar como un “Gil” que cambie la luz para poder cruzar, por que ahora si van a poner multas a los peatones (permítanme la carcajada).

Pero, ¿que pasa en las avenidas muy transitadas?, pues lo que sucede allí podría compararse perfectamente con cualquier campo de batalla en el pacífico norte durante la segunda guerra, en donde “mis paisanos” con una verdadera vocación de “Kamikaze” se arrojan entre los autos quienes sin el menor miramiento continúan su marcha, los unos tratando de llegar a la vereda del frente, los otros avanzando con el pie en el acelerador cual si fueran en pista libre (¿no es eso realmente suicida?), pero me pregunto por qué el apuro, pues si hemos salido tarde rumbo a nuestro destino que más da esperar los dos minutos que demora el semáforo en ponerse en verde, insisto si ya salí tarde por el simple hecho de zurrarme en cuanto semáforo encuentre no voy a llegar temprano a donde sea que este yendo.

Ahora bien, que pasa si trasladamos este caótico escenario no a una simple avenida congestionada como puede ser la insufrible avenida Abancay, o la no menos espantosa avenida Wilson u otras tantas (ustedes elijan), esta vez la escena se recrea en la panamericana, con autos yendo a más de 70 Km./h, y por consiguiente sin tiempo de frenar cuando algún cristiano se cruza por donde mejor le parece, siendo esto generalmente a unos pocos metros del puente que tanto pidieron los vecinos (cartulinas en mano para la cámara) cuando atropellaron a fulanito la semana pasada, mismos vecinos que hoy ni miran el puente que tanto jodieron por que les pongan. Lo curioso del caso es que muchas veces “mis paisanos” prefieren esperar alrededor de 10 minutos en la orilla de la carretera, esperando que no pasen “tantos” vehículos para poder pasar al otro lado, cuando utilizando el puente que tienen a 5 metros lo podrían hacer en cuando mucho 5 minutos (con paradita para la vista panorámica incluida).

Dicho esto, me pregunto si no estoy siendo injusto con la memoria de los verdaderos “Kamikaze”, estos bravos y corajudos soldados que (ideologías aparte) lo único que hacían era defender los intereses de su imperio, contra lo que ellos consideraban una injusticia, eran soldados valientes dispuestos a dar la vida por su nación y por más que podamos o no cuestionar las formas, eran considerados por sus conciudadanos como héroes, lo cual a todas luces no es el caso de “mis paisanos”, estos no son más que una sarta de cojudos a quienes las normas les llegan al fondo de los bolsillos, normas que irónicamente están hechas para protegerlos, pero ¿como proteger a alguien de su propia estupidez?.

Lo dejo a su criterio...

No hay comentarios:

Publicar un comentario