miércoles, 12 de junio de 2013

Cuando los resultados se ven, la Motivación llega.

Hace algún tiempo me dí por vencido, me resigné, decidí no seguir esforzándome más, era un tiempo desperdiciado y esfuerzo tirado a la basura; pero a que me refiero dirán ustedes, pues a la posibilidad de bajar de peso, era una batalla perdida, habiendo intentado más de una dieta que van desde la típica dieta milagrosa hasta esas en donde bajas un kilo en un mes y a la siguiente semana subes 3 kilos. 

Pero esta resignación iba más allá, pues como resultado obvio de una brutal y desmedida subida de peso, había ropa que el ponerme se había vuelto una misión imposible, pantalones que compré y me puse dos veces pues no había forma de ponérmelos otra vez, no sin reventarlos o que se me viera ridículamente apretado.

Sin embargo una semana y ante el recurrente comentario de "haz bajado de peso", decidí embarcarme en la odisea de probarme esos pantalones dejados en el olvido y que por alguna razón que no puedo explicar no había regalado o echado a la basura, así pues saqué uno, uno que ya ni siquiera me acordaba que tenía y que tristemente no tuve muchas oportunidades de ponerme, exageraría si digo que tiene más de 4 usos.

Grande fue mi sorpresa, cuando al ponerme el pantalón vi que subía sin oponer mayor resistencia, lo cual ya era bastante, sin embargo mi estupefacción se exacerbó cuando sin mucho esfuerzo pude cerrar el pantalón a la altura de mi cintura, esto fue casi un sueño increíble, no lo podía creer, ¿era cierto lo que me estaba pasando? ¿era acaso un sueño que estaba a punto de acabar?, pues no, parado (y pasmado) frente al espejo vi como ese y otros pantalones que ya estaban desterrados de mi guardarropa fueron resucitando uno a uno, algunos con mayor facilidad que otros, pero de una u otra manera estaban allí, haciendo un esfuerzo extra por no ser desechados.

Esto no tendría absolutamente nada de extraordinario, si no fuera por el hecho de que además de caminar un poco en el día, y comer muy poco o no comer por las noches, no estoy haciendo ningún tipo de dieta especial, no estoy dejando de comer nada en particular, no estoy inscrito en un gimnasio, ni estoy enfermo, en resumen, no estoy haciendo absolutamente ningún esfuerzo que justifique ese bajón de peso; o al menos eso creía yo. 

Resulta que por un dolor de muela, que se prolongó por más tiempo del que hubiese deseado, la ración diaria de comida consumida se redujo considerablemente, pues era insoportable tener que comer con el dolor constante allí, tal que a la larga y sin darme cuenta iba comiendo menos, incluso dejando de comer por las noches. Para cuando el dolor cesó, ya la ración de comida que mi estómago soportaba era menor y eso me movió a mantener la misma cantidad de comida.

Entonces me puse a pensar en ello, dándole vueltas al porqué antes cualquier intento por embarcarme en una dieta era un fracaso rotundo y esta vez por una situación fortuita terminé en un franco proceso de perder peso, el cual continúa hasta ahora y pretendo seguir, sin que esto me genere ningún sentimiento de angustia.

Ensayando algunas hipótesis pienso que tiene mucho que ver con la particularidad o el contexto en el que se dio esa pérdida de peso y sobre todo con un tema de evidenciar los resultados, pues si bien no estoy silueta (aún), el hecho de que me quedara ropa que no me quedaba hace mucho y que la verdad no tenía esperanza alguna de que me volviera a quedar, ese creo que fue un factor fundamental, la motivación necesaria para continuar, esa motivación que te da el saber que si bien es cierto no has llegado al objetivo, estás en camino y estás obteniendo resultados que a la larga sumarán para el cumplimiento de la meta final.

Que importante es la motivación en nuestras vidas, pero sobre todo que importante es para quienes estamos a cargo de personas saber que esta motivación tiene que ser significativa y tiene que darle a quienes queremos motivar razones que estén hechas a su media, que les entallen perfectamente para así poder emplear esa energía necesaria y esa actitud positiva que logra transformar en equipo en un equipo de Alto Desempeño.

jueves, 6 de junio de 2013

¿De que te quejas Pancha?

Definitivamente los adultos son bien caraduras al quejarse de los chicos y de la falta de valores de la que los acusan, esos jóvenes y su comportamiento tan reprobable, no son más que el fiel reflejo de una pésima educación encabezada por un terrible ejemplo.

Atención a los que están por convertirse en padres de familia, o tienen hijos pequeños, esa generación de la que hoy todos se quejan y lamentan, esa, la generación de los gringashos y gringashas, la generación de wachiturros y wachiturras, la generación de sicarios de 14, 15 años (o menos), la generación de niñas que aúh no han dejado de serlo y ya saben lo que es llevar a una criatura en el vientre, la generación del bullying, la generación de las fiestas semáforo y las "ruletas" sexuales, en donde los referentes de conducta son modelos cuyo único mérito es verse bonitos o bonitas y más nada, un grupo de esbeltos chicos y chicas que piensan que un archipiélago es un animal, esos son los referentes de conducta de los chicos, referentes que han sido adoptados como tales, no por culpa de los canales que transmiten dichos programas, que en ultimadas cuentas, ya han demostrado de sobra que poco o nada les interesa transmitir cultura, no señores, la culpa completa la tienen los padres que prenden la caja boba y les "delegan" la responsabilidad de la crianza y el entretenimiento de sus hijos a los encargados de hacer estos programas.

Esta generación ha sido (de)formada por adultos que no tienen la menor conciencia de lo que son principios, valores, respeto por el otro, por esos mismos adultos que ahora se escandalizan y señalan con el dedo acusador, esos mismos adultos que juzgan y se apresuran a levantar su indignadísima e hipócrita voz cuando en algunas estadísticas los escolares del Perú salen últimos en comprensión lectora (yo me pregunto cuántos libros habrán leído esos adultos), esos mismos adultos que llaman la atención a un muchachito que en el bus no es capaz de levantarse para cederle el asiento a una persona mayor, esos mismos adultos que se quejan y lloriquean del tráfico de Lima y no tienen el menor reparo en pasarse una luz roja (si señores, el semáforo también es para los peatones), adultos que encuentran "muy conveniente" que los niños se instalen frente al televisor y "los dejen en paz".

Una vez más, creo que es necesario recordarles a los padres de familia (y a quienes están a punto de serlo) que la educación se da en casa, no esperen que la escuela cubra con un papel que esencialmente depende de los padres, sin embargo se están dando mensajes parentales erróneos o mal encaminados, en donde las caricias incondicionales positivas han sido dejadas de lado en el mejor de los casos por caricias condicionales negativas, digo en el mejor de los caso porque puede ser peor, lo cual en base a lo que vemos a diario en las calles, es lo que está pasando, lo peor.

Con esos mensajes contradictorios, mandatos parentales que son una receta perfecta para la formación de personas emocionalmente inestables y con el deterioro de las relaciones interpersonales que nos ha llevado a un punto tal, en el que el respeto no es más que una palabra que aparece en el diccionario y que alguna vez tuvo algún significado en la vida real, con todas estas consideraciones y otras tantas más por señalar, sólo queda por preguntar ¿De qué te quejas Pancha?.