martes, 23 de noviembre de 2010

La guerra por la tele... ¿quien ganará?

La semana pasada con motivo de una infernal gripe tuve la "dicha" de pasar una noche en el sofá de la sala, todo por no contagiar a mi esposa que está esperando a nuestro primer bebé, aprovechando tal momento de exquisita libertad, di rienda suelta a mis bajos instintos e hice lo que todo hombre casado en mi situación hubiera hecho, me adueñé del control remoto y no lo solté ni cuando me quedé dormido con los ojos rojos de tanto ver televisión.

Como hacía mucho tiempo no pasaba, coincidentemente el tiempo que llevo viviendo con mi señora, pude ver cuanto programa de deporte (entiéndase fútbol) encontré en señal abierta y cable, y seguro que de haber tenido algunos DVD de fútbol también los hubiera puesto, pude nuevamente ver un partido de fútbol completo (Barcelona vs. Villarreal) sin tener que estar respondiendo preguntas sobre el reglamento o escuchar que tal jugador “es un salvaje” cuando se le ocurría ponerle el pie de corbata a otro, simplemente ver el partido; pude también ver cuanto resumen de goles, pasaban los programa, sin tener que pedir “un ratito” para que no me cambien de canal justo cuando van a decir cuales fueron los resultados de los partidos del día o tener que explicar por qué me interesa saber los resultados de equipos de los cuales no soy hincha o peor aún, tratar de explicarle (sin éxito) por qué conviene que tal equipo gane y que el otro empate para poder clasificar a la siguiente etapa del torneo.

Esto me hizo pensar en cuan cierto es eso de “vamos a ver televisión” cuando se lo decimos a nuestra esposa, es verdad acaso que vemos televisión “juntos” o simplemente nos turnamos aburridos momentos frente a la “caja boba” que sólo son soportables por la acurrucada que nos damos cuando por ejemplo en mi caso tengo que soplarme esas “insufribles” comedias románticas que nos presentan un mundo que no sólo nos es completamente ajeno y a veces hasta inalcanzable, si no que además nos muestran un mundo en el que el bueno es tan bueno que raya con lo cojudo y el malo es una basura, un miserable que no tiene perdón de Dios.

De la misma manera, estoy seguro que no debe haber castigo mayor para mi mujer que soplarse noventa minutos viendo como veintidós tipos corren tras un balón y unos vestido por lo general de negro tras los veintidós para que no se cojan a golpes a la menor oportunidad, no contentos con eso tener que ver los comentarios de tipos que dicen que saben de fútbol (y así no la dejo hacer comentarios a ella) y las repeticiones de goles que acabo de ver en el partido.

Algo que usualmente pasa es que cuando dan una de estas comedias románticas o toca la novela, me acuesto a su lado hasta que el aburrimiento me gana y me vence el sueño, no sin antes hacer mil y un preguntas para inútilmente procurar entender de que se trata “La Usurpadora” (novela de turno); o ella se instala cómodamente a ver (y comentar) el partido del fin de semana, tan cómodamente que por lo general los ronquidos empiezan en el minuto 30 del primer tiempo, ronquidos que sólo se interrumpen cuando un desaforado grito de GOOOOOOL, la hace saltar sin misericordia de la cama con el corazón en la boca. Esto es por que recién nos estamos acostumbrando, después de casi 30 años de ver lo que nos venía en gana, a compartir los gustos e intereses, o esta situación se agrava con el paso de los años. Le he preguntado a algunos amigos casados más tiempo que yo y las respuestas varían de una pareja a otra, sin un patrón que los asemeje unos a otros, es decir… como al principio.

Se me ponen los pelos de punta el sólo pensar que pasados los años, me pueda ver junto a ella frente al televisor comentando la novelita del momento, o realizando un “profundo análisis” sobre las posiciones de los equipos en la tabla; ni en mis peores pesadillas, las cosas en su sitio por favor, ella con sus novelas y yo con mi fútbol, así debe ser, así será (espero).

Pero al final toda especulación quedará de lado, por que como les dije, cuando le hice la pregunta a mis amigos casados las repuestas variaron muchísimo, pero hubo sólo una coincidencia en absolutamente todos los casos de parejas casadas y con hijos, todos sin excepción terminaron viendo Barney, Oki Doki, Lazy Town, etc., etc., considerando que faltan mas o menos 6 meses y medio para que llegue nuestro bebé, es más a omenos ese el tiempo que nos queda para poder ver lo que queramos, antes de que el nuevo dueño de la tele haga su ingreso triunfal y nos despoje de todos los “privilegios”.

Lo dejo a su criterio…

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