jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Servidores públicos?, si claro…


Una vez más los “flamantes” congresistas se las arreglan para acaparar el repudio general al procurarse goyerías y media con nuestros impuestos, pues mientras en el resto del país la gente de menos recursos cada vez tienen menos, las llamadas brechas sociales (que no son otra cosa que las injustas diferencias entre quienes tienen el poder económico y quienes procuran sobrevivir día a día) aumentan en proporciones geométricas y el descontento e inconformidad por que ninguno de los llamados a solucionar esto hacen algo para que toda esta situación cambie, a ellos no se les ocurre mejor idea que aumentarse el sueldo (pues el que tienen no les alcanza) y llevarse el dinero en carretillas, mientras todos no podemos más que ver como concretan su fechoría y lamentarnos envueltos en ira, rabia y con mucha impotencia aquellos que nosotros mismos elegimos para representarnos y hacer que nuestra voz se sienta y se vea reflejada en las políticas y las leyes.

Y mientras esto ocurre hay quienes aprovechando algún liderazgo bien o mal ganado, tratan de beneficiarse manipulando las maltrechas expectativas e ilusiones de quienes llevaron a los mismos zánganos al poder que ahora se quieren enriquecerse mientras nos siguen dando el discurso de siempre, mientras nos siguen metiendo el dedo (que a estas alturas ya va por el codo), mientras siguen poniéndole rueditas al país para llevárselo en completo.

Alguna vez escuché que un país tiene los gobernantes que merece, yo me pregunto qué es eso tan terrible que hicieron nuestros antepasados o estamos haciendo nosotros para merecer tamaño castigo, que mal le hemos hecho al universo, la naturales o la humanidad para tener que bancarnos políticos de tan baja catadura moral, de la peor calaña, gente sin principios, sin una gota de sangre en la cara, quienes mostrando el mayor cinismo son capaces de sonreír mientras se llevan la plata en sacos cual banda organizada de delincuentes ante la mirada atónita y desconcertada de los que si tenemos que rompernos el alma para recibir un sueldo que cada vez alcanza para menos debido entre otras cosas los impuestos que tenemos que pagar, mismos impuestos que dicho sea de paso estos remedos de parlamentarios se niegan a pagar inventándose leyes de exoneración Ad Hoc.

Me pregunto si estas malas imitaciones de servidores públicos alguna vez dejarán de sorprendernos con sus “graciosas ocurrencias”, todavía mantengo la esperanza de que algún día tengamos una clase política que esté realmente comprometida con el cambio y tenga como fin supremo el mejoramiento de la calidad de vida de todos aquellos que alguna vez les entregaran su confianza en la figura de un voto.

Aunque esto último algunos lo puedan tomar como un sueño de opio es lo que creo, o quiero creer, por supuesto cada quien es libre de creer lo que mejor les parezca, así que lo dejo a su criterio.

jueves, 29 de noviembre de 2012

El que esté libre de discriminación que tire la primera piedra


Si estamos en una reunión y de pronto salta el tema de la discriminación (en cualquiera de sus dimensiones), nos encontramos con que los Limeños somos los más tolerantes, permisivos, abiertos de mente y cuanto calificativo nos haga pensar que efectivamente la discriminación está fuera de nosotros, que siempre es “el otro” el que discrimina y somos nosotros los inquisidores prestos a “denunciar” esa discriminación.
Y llevando esta discriminación a un campo que conozco bastante bien como la selección de personal, me permito compartir un evento acontecido hace algunos días en donde por temas propios de un proyecto de una empresa cliente su publicó un aviso en el que se buscaban  personas que se encontraban en un rango específico de edades, a lo que algunas personas que no están ni remotamente cerca del contexto en el cual se hizo y por lo tanto emitieron un prejuicio sobre el aviso en cuestión, levantaron el dedo acusador para sentenciar “discriminación”, reclamando el hecho de que haya especificado en el aviso la edad. 
En vista de que no tengo el menor interés de ponerme a dar los detalles del porque del aviso, sólo me limitaré a decir que por un tema de coherencia con mi forma de llevar la vida, no consideré que se estuviese dando una situación de discriminación, si así lo hubiese considerado por un tema de principios no tomaría dicho proceso.
Sin embargo lo que me dejó por demás absorto fue el argumento de una de las personas que acusó la supuesta discriminación, ya que en resumen me dijo que lo que había hecho mal era ponerlo en el aviso, que ya después podía descartar a los que no cumpliesen con el requisito de la edad; entonces me pregunto, ¿No es eso acaso peor que discriminar?, ¿No es mentirle descaradamente a los postulantes que piensan que tendrán alguna oportunidad de obtener el trabajo cuando en realidad no es así?, ¿Qué pasa con el tiempo y el dinero que invierte una persona en ir a la entrevista?.
Lo más curioso es que al día siguiente de ese incidente recibí un pedido en donde el rango de edades requerido estaba entre los 40 y los 60 años, y no dejo de preguntarme si al publicar ese aviso, las mismas personas que me acusaron primero de discriminar a las personas mayores, me acusarían ahora de discriminar a los jóvenes.
Cada vez me convenzo más de que aquella dolorosa verdad que dice que “Dios perdona el pecado pero no el escándalo” está más vigente que nunca en nuestra hipócrita sociedad, como aquella vez cuando por referirme a quienes han nacido en la sierra dije que los serranos tenían características físicas que los hacía más resistentes a situaciones de altura y frío extremo que los costeños o los selváticos, en dicha oportunidad una compañera de clases me increpó muy molesta por usar “ese término despectivo”, yo no sabía que serrano era insulto, o es que quizá el insulto y la discriminación no sólo están en las palabras del que las dice, sino más bien en la cabeza llena de prejuicios y complejos del que las escucha.
Vivimos en una sociedad asquerosamente hipócrita, prejuiciosa, discriminatoria y violenta y nos hemos acostumbrado a lidiar todos los días con gente así y estamos permanentemente a la defensiva esperando que todos se comporten como muy en el fondo sabemos que de no haber censura, nosotros mismos nos comportaríamos.
Harto como siempre de tanta porquería, lo dejo a su criterio…

domingo, 21 de octubre de 2012

El valor de la verdad


Hoy recordaba la campaña electoral en la que “el chinito de la agraria”, un ilustre desconocido  salió electo presidente de república ganándole a Mario Vargas Llosa, y entre otras cosas la ahora muy famosa  frase acuñada por el entonces ministro de economía Juan Carlos Hurtado Miller, quien por allá por 1990 durante la primera gestión de Fujimori anunciaba el “Fuji – shock” con su aterrador ¡Que Dios nos ayude!, dando inicio así a una interminable racha de mentiras por parte de la mafia que se enquistó en el poder, hasta que el cabecilla de esa banda delincuencial (quien fuera destituido por incapacidad moral por el congreso) decidió renunciar vía fax desde Japón luego de salir huyendo como una rata.

Todas estas mentiras con las que nos bombardearon durante los años que duró el gobierno autoritario y criminal (la una más infame que la otra) me hacen pensar si es que efectivamente la verdad tiene un valor; lo menciono pues uno de los principales motivos por los cuales Fujimori ganó esa elección fue debido a que juraba y re- juraba que no iba a aplicar las “brutales” medidas económicas que MVLL a la cabeza del FREDEMO planteaban como alternativa de solución a la infernal crisis económica que nos dejó el desastroso primer gobierno de Alan García, con una inflación de poco más de 3000% para fines de 1989; medidas económicas que finalmente terminaron aplicando y para colmo de males a lo bestia.

Como resultado de esas mentiras y verdades tenemos ahora, luego de 22 años, un escenario que ni el más pesimista de los analistas políticos podía vaticinar; Fujimori mintió descaradamente, ganó la elección y se convirtió en la cabeza de una mafia que por poco logra arruinar el país llenando el estado de corrupción y podredumbre y dejando un rastro de sangre que destruyó familias enteras y que no debe ser olvidado. Por otro lado MVLL dijo la verdad, perdió la elección, desapareció del escenario político (al menos como protagonista central) y 20 años después recibe el premio nobel (por mencionar sólo el más famoso de los muchos premios recibidos por El Escribidor), un gran honor no solo para él, sino para todo el país.

Esto me queda como reflexión sobre el valor de la verdad y de la honestidad, sobre la inmediatez de los efectos resultantes entre una elección muy sencilla que todos en algún momento hemos tenido que tomar “Le digo la verdad o no?”.

Se los dejo de tarea y como siempre, es sólo mi punto de vista, lo demás lo dejo a su criterio.  


jueves, 27 de septiembre de 2012

Para mis colegas y reclutadores con amor


Siempre encontramos artículos sobre los tips que se les da a los postulantes a un puesto de trabajo, como presentarse, que no hacer, como responder las preguntas del evaluador, qué hacer antes durante y después de una entrevista de trabajo, etc; pero nunca encontramos artículos sobre cómo comportarse antes durante y después de un proceso de selección, dirigido al reclutador.

En un alarde de ego desmedido nos esmeramos en darles consejos a los postulantes sobre lo que es apropiado durante un proceso de selección de personal, sin embargo nunca hacemos un “mea culpa” sobre lo que nosotros como evaluadores hacemos o dejamos de hacer.

Con algunos años de experiencia a cuestas y muchos procesos de selección unos exitosos y otros no tantos, me permito esta vez dirigirme no sólo a mis colegas psicólogos, sino a todos aquellos profesionales que por una u otra razón realizan procesos de selección; les dejo pues algunos tips  que no pretenden ser una clase teórica sobre cómo llevar a cabo un proceso de selección, sino más bien una llamada a respetar a quienes vienen a nuestras empresas que espero sean tomados como un pequeño aporte a nuestra diaria y pocas veces bien valorada labor:

1. No somos los únicos: La persona que busca trabajo, en algunos casos envía CV’s a varias propuestas laborales, no actuemos como si fuéramos los únicos a donde el postulante está aplicando.
2. Respetemos el tiempo de los postulantes: Es cierto, normalmente tenemos más de un proceso que sacar adelante a la vez y la presión puede llegar a ser fuerte, pero no por eso debemos dejar a los postulantes esperando, recuerden que podríamos ser nosotros y no nos gustaría que nos lo hicieran.
3. Darle un tiempo al postulante para presentarle la empresa, nuestra filosofía, nuestra misión, nuestra visión y que esperamos de ellos, no sólo en el puesto, hagamos que sepan qué esperamos de ellos como personas.
4. Muchas veces como evaluadores nos damos cuenta cuando el postulante no encaja en el perfil que nuestro cliente nos ha solicitado, no dilatemos un proceso en vano, tengamos el suficiente respeto hacia la persona y seamos sinceros sin olvidar que estamos frente a una persona con sentimientos.
5. Sepamos ser lo suficientemente inteligentes para lograr que los posibles nervios del postulante desaparezcan, un postulante nervioso no rinde igual y podemos estar perdiendo un buen colaborador.
6. Las pruebas psicológicas y las evaluaciones técnicas son solamente un referente, no las glorifiquemos.
7. Finalicemos la entrevista personalmente, dejar las evaluaciones al postulante y pedirle que al terminar las deje con la recepcionista  y que “espere nuestra llamada” no es tratar a la persona con respeto.
8. Muchas veces se ofrece llamar al postulante para ponerlo al tanto del estado del proceso; háganlo, un postulante que se siente mal tratado representa una referencia negativa para nuestra empresa y para nosotros como profesionales.
9. Por último, seamos creativos, un proceso de selección no debe convertirse en una situación estresante, que someta al postulante a horas de tensión e incomodidad, recuerden que el postulante de hoy puede ser nuestro cliente de mañana, no lo tratemos como una parte del proceso, tratémoslo como lo que es, una persona.

martes, 25 de septiembre de 2012

Basura, basura y más basura...


En estos días y a raíz de la tragedia suscitada con la señorita que inauguro el programa del valor de la verdad, los diversos medios han saltado al ruedo con una serie de acusaciones y señalamientos sobre una triste realidad que no es novedad en modo alguno, la total decadencia y podredumbre de los contenidos de la televisión peruana, se acusan los unos a los otros aduciendo supuestas culpabilidades por el fatal desenlace en la historia de la señorita que fue asesinada, se han alzado voces reclamando justicia, condenando el hecho, buscando culpables directos o indirectos y han salido "entendidos" en la materia haciendo sesudos análisis así como una vez mas se ha hecho un carga montón mediático en las redes que al final no son más que babas, así es, son solo babas pues no existe una real voluntad política para regular los contenidos de los programas sin que esto signifique atentar no solo contra la libertad de expresión, sino que además signifique poner límites a mi derecho a consumir basura, si pues, todos tenemos la libertad y el derecho de consumir basura si así lo queremos, nadie nos puede poner límites al momento de decidir si quiero o no tragarme la basura que me dan o decido con el todo poderoso control remoto en mano cambiar en aras de una profilaxis mental a algún programa que al menos me deje alguna reflexión u oportunidad de desarrollo y crecimiento personal.
Si pues, yo soy libre de decidir si permito ingresar a mi hogar la basura que intentan venderme o si de plano lo impido; y lo que tampoco mencionan los que hoy hacen las veces de inquisidores y grandes protectores de la moral es que en sus propios canales existen programas que degradan de una u otra manera esas buenas costumbres que tan apasionadamente defienden, si pues, todos tienen rabo de paja, o acaso se olvidan de que el programa que es blanco de los proyectiles no es el único que vende basura, se olvidan acaso de programas como "combate", "esto es guerra", o el recién aparecido "la casa de los secretos" y por supuesto el rey de todos los programas basura "magaly tv" por dar simplemente algunos ejemplos.
Entonces señores, una vez mas, no dejemos que nos metan el dedo y pretendan atarantarnos con su doble moral y sus discursos para cámara, la porquería ha invadido televisión, desgraciadamente a vista y paciencia en algunos casos y con el beneplácito en otros de los televidentes que se "escandalizan" por la tragedia ocurrida y que sin embargo acudirán presurosos a la próxima emisión de su programa basura favorito a ver cuanta porquería más les pueden dar.
Una vez más, lo dejo a su criterio.


jueves, 20 de septiembre de 2012

Blanco de mierda no seas racista!!!


Ayer por la mañana entré a comprar al grifo que está entre el Jockey y la Universidad de Lima y la escena fue por demás sugerente, una de las chicas que atendía en el mostrador se refería a una tercera persona diciendo "y este serrano que se habrá creído" para luego coronar con Lasi son estos serranos pues", lo curioso es que estos en extremo desafortunados comentarios eran proferidos acompañados por gestos de evidente asco por una señorita cuyos rasgos andinos eran más que obvios e inocultables.

Esto me hizo recordar el también lamentable incidente de unos mocosos insultando a unos periodistas y acompañado de los insultos iba el respectivo "cholo de mierda" (como si decirle cholo, serrano, negro, indio o blanco a alguien fuera un insulto), y me pregunte, acaso solo es discriminación cuando la alusión al color de la piel o lugar de procedencia de una persona la hace alguien "de otro color", vale decir si un negro se lo dice a un cholo, un blanco a un negro, un serrano a un indio? Somos acaso tan hipócritas que no queremos ver que mucha gente recién se vino a enterar que en la selva peruana moran los Boras porque un grupo de retrasados mentales decidieron que era gracioso burlarse de uno de ellos (que dicho sea de paso no es más que un mercenario que lucra con la deshonra de su gente), sean honestos, todo ese chongo se armo porque los que se burlaron eran Chilenos, pero hasta antes de ese incidente nadie sabía que Los Boras existían.

No son acaso los mismos medios que se rasgan las vestiduras y pegan el grito al cielo cuando alguien menciona la palabra cholo, negro, indio o cualquier cosa que se puede considerar racista, los que cada vez que hay un casting para algún programa eligen chicos y chicas de piel blanca, cabello rubio o en su defecto castaño claro, ojos verdes, azules o cualquier otro color (hasta marroncitos te atracan), basta con un rápido zapping por los programas tipo "esto es guerra", "combate" y cuanto bodrio aparece en la televisión, acaso han visto en esos programas a los cholos que se llenan la boca "defendiendo", no pues, ni los van a ver.

Entonces déjense de tanta cojudez, el racismo está enterrado en lo más profundo de nuestra naturaleza discriminatoria, negarlo es necio por demás, no digo que se deba permitir que cualquier estúpido venga a creerse superior por ser de un color, credo u opción sexual específicos, se debe condenar, pero también es condenable ese racismo hipócrita, disfrazado, camuflado del que hacen gala aquellos que se auto flagelan cada vez que alguien dice "serrano".

Señores, este es mi punto de vista, racista o no?, no lo sé en todo caso quienes me conocen y saben de donde vengo tienen la respuesta, yo solamente lo dejo a su criterio…




viernes, 31 de agosto de 2012

Amor al árbol o a la leña?

Es muy penoso ver cómo la televisión da cabida a espectáculos decadentes y que nadie se percata de lo que realmente sucede, puntualmente me refiero al bochornoso espectáculo disfrazado de protesta en contra de la tala de árboles y la conservación de los pocos pulmones que aún nos quedan en Lima, no me mal interpreten, no digo que la causa no sea justa, no es solamente justa, es necesaria y hasta urgente, en una ciudad en donde el concreto cada vez gana más terreno, que un grupo de empresarios, por muy emprendedores que puedan ser, no pueden y no se les debe permitir acabar con las pocas áreas verdes que aún existen en la ciudad; sin embargo, y esto es algo que ha sido motivo de que algunas personas “me retiren su amistad” dejándome de hablar e incluso acusándome de “vendido” (no sé a quién porque nunca vi el dinero de la transacción), soy de la opinión de que para todo existen formas y maneras, simplemente no se puede salir calato a mitad de la calle, a gritar desaforadamente y pretender no ser detenido, alegando que en todas partes del mundo se hacen estas propuestas, si señores, en todas partes del mundo se hacen estas propuestas, y los involucrados en ellas son puestos inmediatamente bajo custodia (léase metidos a la cárcel), y nadie se araña, nadie se rasga las vestiduras levantando el dedo acusador esgrimiendo la tan manoseada “libertad de expresión” para justificar la falta de respeto total a la autoridad, tema lamentablemente recurrente entre mis queridos compatriotas.
Sin embargo y dejando de lado el tema de las formas para la protesta (cualquiera que sea la causa que defendamos) y dejando además de lado que, no hay nada mejor que el diálogo para acabar con las diferencias, de lo cual estoy completamente convencido; dejando todo esto de lado, me hago una pregunta: ¿nadie se ha dado cuenta acaso de que todo esto es un barato truco publicitario de un grupo de actores que intentan ganar cámaras para promocionarse?, es tan patéticamente obvio que hasta da pena ver como estos “actores” hacen el ridículo para tener un poco de protagonismo en el medio.
En fin, como siempre, esto es sólo mi punto de vista, mi verdad, así que lo dejo a su criterio…

miércoles, 18 de julio de 2012

Importa más el tamaño o saberlo mover?


Esta es una pregunta que muchos se han hecho en no pocas oportunidades, es realmente importante el tamaño o lo fundamental es cómo se mueve, debo confesar que soy uno de aquellos que por muchos años se hicieron esa pregunta, pues durante largo tiempo he visto pasar frente a mí una infinidad de ellos, de todos tamaños, colores y calibres, descomunalmente grandes, ridículamente pequeños, neófitos con muy poca o nula experiencia y también de los más experimentados; pues bien, finalmente luego de años de haber tenido contacto con tal variedad he llegado a una conclusión, lo más importante no es cuán grande sea, lo que realmente importa es de qué manera movemos nuestro currículum vitae en el mundo empresarial.

Confío en que la breve introducción no haya despertado suspicacias sobre el tema que me impulso a escribir en esta ocasión, en fin, pues si señores a lo largo de estos casi ya diez años deambulando por el submundo de recursos humanos (o gestión del talento humano o del potencial humano o cualquier otro creativo nombre que se les ocurra a mis ocurrentes colegas) me he percatado que sujetos con un currículum risiblemente escueto, casi paupérrimo diría yo, han ocupado posiciones por las que competían con postulantes con ostentosos y cuasi kilométricos currículum, de esos interminables que no dan ganas de leer por lo extenso que son, y no me refiero a esos que colocan hasta cuando trabajaban paseando al perrito de su vecino o cuidaban a su primito cuando su tía se iba al mercado, no me refiero a esos, me refiero a aquellos que tienen efectivamente experiencia relevante pero interminable, cuyo currículum sobrepasa las cuatro hojas (con letra times número 8, toda una tortura para leer).

Esto obviamente no es una situación absoluta, claro que hay excepciones como en toda regla, además se deben considerar otros factores cómo la inteligencia emocional (inteligencias múltiples, habilidades sociales, y continúan los nombrecitos), pero esencialmente se debe a la habilidad con la que un individuo que esté aplicando a un trabajo (o a muchos como suele ocurrir en nuestra realidad en donde el currículum se envía como panfleto en la avenida Wilson) pueda hacerse de contactos en puestos estratégicos o moverse de forma tal de hacerse constantemente visible y ser un “figureti corporativo”.

Pues si señores, ya están advertidos quienes aún mantienen la vieja estrategia de redactar interminables hojas de vida, que lejos de presentarlos cómo más interesantes, dejan bastante mal parada su capacidad de síntesis y aburren sobremanera a los eventuales evaluadores que tengan la desdicha de recibir estas hojas de vida, ya es hora de reconsiderar el volver a redactar sus currículos.

Como siempre, esta no es más que mi humilde punto de vista, en todo caso, lo dejo a su criterio…

jueves, 21 de junio de 2012

Entrevista por competencias, el dilema de ¿Qué? preguntar

Hace unos días conversando con un colega, caí en cuenta de algo que a estas alturas resulta difícil de creer, aún en el año 2012 se siguen haciendo entrevistas que se asemejan más a un cuestionario que a una entrevista, lo cual de primera instancia me causó poco más que extrañeza, más aún si se considera que ya por el año de 1973 (hace 39 años!) David McClelland publicó un artículo titulado "Evaluar la competencia en lugar de la inteligencia". En dicho artículo McClelland resumía una serie de estudios que demostraban que esas pruebas de aptitud empleadas por los psicólogos tradicionalmente para pronosticar el desempeño laboral, en realidad no lo hacen. 
Ya por esos años se cuestionaban las típicas entrevistas en donde se hacen preguntas del tipo: "Cuénteme acerca de usted mismo", "¿Por qué dejó su último trabajo?", "¿Qué experiencia tiene usted en este campo?" o "Cuénteme acerca de su capacidad para trabajar bajo presión", este tipo de preguntas llevan al postulante a dar respuestas teóricas, aprendidas previamente, y por lo general quienes suelen realizar este tipo de entrevistas no se percatan que en realidad están escuchando son opiniones sobre lo que se "debería hacer" en determinadas situaciones, sobre la forma en la que se supone uno debería  reaccionar y no sobre detalles específicos o ejemplos conductuales que brinden información sobre el accionar  de la persona en tal o cual situación y que por lo tanto puedan servir para predecir de manera más acertada como responderá la persona en una situación similar.
Para ello es necesario primero indagar sobre una situación en particular (contexto) ocurrida de preferencia en los últimos 12 meses, para luego a través de preguntas específicas obtener información sobre las responsabilidades o tareas de la persona en ese momento y cómo estas lo vinculaban con dicha situación; el siguiente paso es levantar información sobre las acciones que puso en práctica en dicha situación, siempre haciendo preguntas orientadas a como actuó efectivamente y no como se debería actuar, para finalmente llegar al punto del resultado, cual fue el nivel de eficiencia y eficacia de la estrategia utilizada en la solución de dicha situación.
Un ejemplo de cómo se podría plantear una entrevista basada en competencias o de eventos conductuales podría ser algo como esto:
"Situación: Relate una situación profesional, en relación a sus clientes, por la que le han felicitado o reconocido su actuación profesional".
Ante lo cual las posibles preguntas a plantear podrían ser:
¿Qué pasó?, ¿Cuando ocurrió?, ¿Con qué personas del equipo ocurrió?, ¿Que se esperaba de usted?, ¿Para qué hizo esa acción?, ¿Cómo actuó?, ¿Qué estrategia siguió?, ¿Qué resultados o mejoras obtuvo?, ¿Cual fue el impacto profesional y personal?, ¿Lo volvería a hacer igual o cambiaría algo?, etc.
Hay una gran diferencia entre ambos tipos de entrevista, y como mi amigo y colega me decía, es que acaso esa información no está en el currículum, pues si, leyendo el cv de la persona se puede obtener esa información.
Pues según parece en algunas organizaciones aún utilizan este tipo de entrevistas desfasadas hace más de un cuarto de siglo, ahora bien, la pregunta se cae de madura y es la siguiente: realmente les sirve este tipo de preguntas para seleccionar profesionales competentes que respondan a la altura de las situaciones o es que acaso se están conformando con seleccionar al menos malo?, esto podría explicar en parte la elevada rotación en algunas empresas?
Ustedes tienen la palabra, como siempre... lo dejo a su criterio.

sábado, 16 de junio de 2012

Y cómo lo hacen? yo no sé!!!

Luego de un largo e involuntario alejamiento, estoy de vuelta, retomando la terapia de escribir por escribir, sin sentido, sin un fin específico, sólo por el hecho de querer hacerlo, motivado por no sé que fuerza (o quizá buscándola entre estas líneas), pero escribiendo al fin y al cabo.
Esta vez, el tema que me trae de vuelta es básicamente una pregunta que me ronda la cabeza hace ya algunas semanas, tiempo en el que decidí retomar algunos proyectos personales dejados en el tintero pero no olvidados. 
Uno de ellos es el de abrir una página (o algo así) en donde pudiera tener una especie de boletín para colocar artículos de interés (aunque eso de interés es relativo), temas anecdóticos y cosas por el estilo, siendo así empezó mi odisea de navegar en la internet y pues ver que encontraba por allí, lo cual me ha dejado estupefacto (por no decir completamente estúpido) debido a que no se me ocurrió mejor idea que seguir algunos sitios por ejemplo en el Facebook, Twitter, Blogger y los miles y miles de mails que llegaban diariamente a las bandejas de entradas de mis dos correos (si sólo tengo dos); esta brillante idea es la causante de que mi día se divida más o menos de la siguiente manera: despertar con no menos de 30 mails por cada uno de mis correos por leer, desayunar mientras intento entender como es que de una página que jamás en mi vida he visitado saben cuando es mi cumpleaños y hasta tarjetita de invitación me envían los muy zánganos, para luego pasar un promedio de 4 a 5 horas leyendo artículos que resultan ser interesantes, algunos que son bastante graciosos, otros que se podría decir son irrelevantes y los que definitivamente se llevan el mayor porcentaje son aquellos correos que en la escala de medición de un cojudeómetro se llevan las palmas de oro, arrasan con todos los rankings. Lo cual me lleva a la siguiente pregunta: ¿cómo demonios hacen los cibernautas (aún no me considero uno) para  no perder la cordura ante la andanada de información y encontrar información relevante?, quizá esta pregunta sea muy "cándida" (o "cojuda" según ustedes lo prefieran), quizá sea la inexperiencia de alguien que está haciendo sus pininos en la internet, pues la investigación a la que estoy acostumbrado es a la que viene acompañada de las sensaciones que deja en los  sentidos el olor y el sonido de las hojas de un libro pasando una a una, confieso que aún soy un nostálgico de los libros, para mí el olor del libro nuevo (y por supuesto el libro viejo) es algo de lo que uno fácilmente se enamora, pero la pantala de una laptop no huele a nada, no genera emociones (al menos en mí), no me invita a sumergirme en el fantástico mundo de la lectura (a veces me pregunto si este podría ser uno de los factores por los cuales los jóvenes cada vez leen menos).
Ahora bien, esto podría ser muy confuso, pues algunos dirán "si tanto te quejas de la lectura en  una pantalla, entonces por qué escribes", pues primero escribo porque como mis amigos cercanos saben, lo uso como terapia (y me hace falta) y también por el hecho de que soy consciente que mis preferencias para la lectura no me pueden alejar de la realidad, y es así como fluye la información hoy en día, cada vez es más difícil ver en la calle a alguien leyendo un libro, leen en sus laptops, blackberry, smartphone, tablet o cualquier otro adminiculo semejante, es como si de pronto hubiesen desaparecido los libros, esto también hace que lo que se lea sea mas corto, tres líneas, no más, rápido, breve, conciso, directo, a lo bruto, en fin.
Como siempre, este es sólo un punto de vista, una buena amiga mía y cmpañera de trabajo diría "No friegues oye abuelito, modernízate", pero hasta el final seré fiel a libro compañero de duras y largas jornadas.
Simplemente, lo dejo a su criterio...