jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Servidores públicos?, si claro…


Una vez más los “flamantes” congresistas se las arreglan para acaparar el repudio general al procurarse goyerías y media con nuestros impuestos, pues mientras en el resto del país la gente de menos recursos cada vez tienen menos, las llamadas brechas sociales (que no son otra cosa que las injustas diferencias entre quienes tienen el poder económico y quienes procuran sobrevivir día a día) aumentan en proporciones geométricas y el descontento e inconformidad por que ninguno de los llamados a solucionar esto hacen algo para que toda esta situación cambie, a ellos no se les ocurre mejor idea que aumentarse el sueldo (pues el que tienen no les alcanza) y llevarse el dinero en carretillas, mientras todos no podemos más que ver como concretan su fechoría y lamentarnos envueltos en ira, rabia y con mucha impotencia aquellos que nosotros mismos elegimos para representarnos y hacer que nuestra voz se sienta y se vea reflejada en las políticas y las leyes.

Y mientras esto ocurre hay quienes aprovechando algún liderazgo bien o mal ganado, tratan de beneficiarse manipulando las maltrechas expectativas e ilusiones de quienes llevaron a los mismos zánganos al poder que ahora se quieren enriquecerse mientras nos siguen dando el discurso de siempre, mientras nos siguen metiendo el dedo (que a estas alturas ya va por el codo), mientras siguen poniéndole rueditas al país para llevárselo en completo.

Alguna vez escuché que un país tiene los gobernantes que merece, yo me pregunto qué es eso tan terrible que hicieron nuestros antepasados o estamos haciendo nosotros para merecer tamaño castigo, que mal le hemos hecho al universo, la naturales o la humanidad para tener que bancarnos políticos de tan baja catadura moral, de la peor calaña, gente sin principios, sin una gota de sangre en la cara, quienes mostrando el mayor cinismo son capaces de sonreír mientras se llevan la plata en sacos cual banda organizada de delincuentes ante la mirada atónita y desconcertada de los que si tenemos que rompernos el alma para recibir un sueldo que cada vez alcanza para menos debido entre otras cosas los impuestos que tenemos que pagar, mismos impuestos que dicho sea de paso estos remedos de parlamentarios se niegan a pagar inventándose leyes de exoneración Ad Hoc.

Me pregunto si estas malas imitaciones de servidores públicos alguna vez dejarán de sorprendernos con sus “graciosas ocurrencias”, todavía mantengo la esperanza de que algún día tengamos una clase política que esté realmente comprometida con el cambio y tenga como fin supremo el mejoramiento de la calidad de vida de todos aquellos que alguna vez les entregaran su confianza en la figura de un voto.

Aunque esto último algunos lo puedan tomar como un sueño de opio es lo que creo, o quiero creer, por supuesto cada quien es libre de creer lo que mejor les parezca, así que lo dejo a su criterio.