domingo, 21 de abril de 2013

Con las barbas en remojo



A propósito de los últimos ataques a los programas del tipo de Combate y Esto es Guerra, surgidos por las poco afortunadas respuestas de una de las chicas (cuyo nombre es irrelevante ya que pudo ser cualquiera de los participantes) que afirmaba que "Archipiélago" es una animal o que Yawar Fiesta fue escrita por Paulo Coelho, pero seamos justos y con la mano en el pecho preguntémonos, ¿cuántos de los que enfilaron baterías contra esta chica realmente se acordaban que Yawar Fiesta fue escrita por Arguedas?, es más, yo preguntaría ¿de todos los que le hicieron bullying en las redes, cuantos han siquiera leído Yawar Fiesta?.

No defiendo este tipo de programas, me parece que no es más que el reflejo de la decadencia en la que está inmersa nuestra sociedad y los paupérrimos niveles de cultura que tenemos y de los cuales, no somos realmente conscientes, o peor aún, lo sabemos y simplemente no nos interesa y estos chicos no son mas que la prueba fehaciente de ese desinterés, ellos están allí para ser bonitos y nada más, no tienen que ser inteligentes, no tienen que teorizar sobre algún tema trascendente, esa no es su función, ellos están ahí para verse bien y vender su imagen, punto.

Nos hemos convertido en una sociedad consumista, dedicada al culto de la imagen y dominada por los estereotipos que la televisión en general nos vende, y nosotros como buenos tontos útiles compramos, me viene a la mente una cita de Erich Fromm en la que el psicólogo social nos dice que: “Toda nuestra cultura está basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en la excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en comprar todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre (o la mujer) considera a la gente en una forma similar. Una mujer o un hombre atractivos son los premios que se quiere conseguir. «Atractivo» significa habitualmente un buen conjunto de cualidades que son populares y por las cuales hay demanda en el mercado de la personalidad. Las características específicas que hacen atractiva a una persona dependen de la moda de la época, tanto física como mentalmente.”

Esta situación, junto con la alarmante realidad de que los estudiantes peruanos ocuparon el puesto 62 de 65 países en una prueba de comprensión lectora, o que por ejemplo el peruano promedio no termina de leer lo que empieza, o que el 80% de los estudiantes presenta un desempeño que los ubica en el nivel 1 (los estudiantes tienen serias dificultades para utilizar la lectura como un instrumento para avanzar y ampliar sus conocimientos y destrezas en otras áreas) de la escala establecida por Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) y que de ese grupo el 54% está incluso por debajo de esta escala.

Dadas estas cifras, no debería sorprendernos entonces que estos programas hagan gala de la soberana ignorancia en la que todos estamos y de la que de uno u otra forma somos responsables.

La educación se da en casa, en el colegio sólo se da instrucción, cuando seamos conscientes de ello y asumamos nuestra responsabilidad como padres, quizás esta penosa situación empiece cambiar.


Esclavos o Robots, salimos de las cadenas para caer ante el Wi Fi



Erich Fromm, el psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista  Alemán dijo alguna vez, “El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots”, sin embargo y bajo el peso abrumador de la realidad, hoy en día nos damos cuenta Fromm se quedó corto o fue muy optimista, pues en la actualidad el hombre no sólo se ha convertido en un robot, sino que además sigue siendo esclavo, esclavo del tiempo, que nunca es suficiente para dedicárselo a su familia, para darle a su familia “todo” lo que necesita, para asegurar el “bienestar” de su familia, para atender lo que es verdaderamente importante y olvidarse por un segundo de lo urgente.

Hace ya algún tiempo mientras trabajaba haciendo lo que todo psicólogo eventualmente tuvo, tiene y tendrá que hacer que es seleccionar personal, quien fuera mi jefe inmediato y amigo me dijo, “trabajo afuera hay para quien quiera trabajar, pero esposa sólo tengo una”, refiriéndose a una situación en la que se había visto obligado a renunciar a un muy buen puesto y aún mejor remuneración, precisamente por haber sentido que el tiempo que le dedicaba a su familia y en especial a su esposa, amenazaba con arruinar lo que era realmente importante para él, su familia.

Sin embargo cuantos de nosotros tendríamos el coraje de hacer algo así, de decir “Hasta aquí nomás”, de mirar a nuestro alrededor y disfrutar del milagro diario de la vida junto a los que nos quieren. Con cierto beneplácito soy testigo de que ahora más que antes hay algunos atrevidos que logran soltarse de las cadenas, sin embargo aún queda un fuerte contingente que sigue inclinándose por lo urgente, olvidándose que al final es la familia la que estará allí.

Pero además, hay otro motivo por el cual el hombre es esclavo y robot, e intentaré graficarlo con una experiencia sucedida hace un tiempo en una conocida cadena de cafeterías de la capital, estaba yo sentado esperando a un cliente pues habíamos quedado en encontrarnos para afinar algunos detalles de un negocio, cuando llegaron tres chicas, calculo que la mayor de ellas debía tener no más de 16 años y las otras dos andaban por allí, las tres llegaron muy sonrientes y con paso algo ligero, se acomodaron en unos sillones que convenientemente estaban uno frente a otro, digo convenientemente, pues ello facilita la charla y el intercambio de ideas, sin embargo las tres chicas ni bien estuvieron instaladas sacaron cada una sus modernos celulares e iniciaron una aparentemente muy interesante y divertida conversación con alguien que, en principio yo asumí,  se encontraría en otro lugar de la ciudad.

Sin embargo con el transcurrir de la conversación me di cuenta que todas estaban conectadas con una misma persona, la cual estaba charlando (chateando) con las tres, hasta ahí digamos que no hay mayor novedad, sin embargo cuando presté atención ya más al detalle, era obvio que la conversación también era entre ellas por los comentarios que hacían, lo cual me pareció realmente triste y alarmante, básicamente porque queda en evidencia el nivel de dependencia a las tecnología al que hemos llegado, pero principalmente por esa incapacidad para establecer relaciones con otro ser humano si no es a través de un teléfono, tablet, laptop o cualquier otro aparato.

Así están las cosas, y des seguro veremos muchos otros ejemplos de este proceso de “deshumanización” al que según parece estamos condenados.

jueves, 11 de abril de 2013

Identificando al perfecto mediocre



De una u otra manera todos nos hemos encontrado alguna vez en la vida con uno de estos especímenes, estos bichos que lamentablemente no son raros y más bien proliferan en nuestra sociedad, sujetos que están en un estado muy similar al vegetativo pero con una salvedad que los diferencia de aquellos que por motivos clínicos han caído en este estado, el mediocre lo hace por voluntad propia, su estado vegetativo obedece meramente a la voluntad (o falta de ella) de permanecer en ese estado, es decir, es un inútil profesional.

Es muy fácil identificarlos, ya que las características que presentan resultan ser por demás irritantes para algunos, sobre todo cuando su amojonamiento amenaza con instalarse en nuestro entorno, quedarse revoloteando cual mosca que por más que intentas sacudírtela sigue rondando y hace lo único que si sabe hacer, JODER y lo hace muy bien además.

Aquí les dejo algunas características que he podido identificar en esta subespecie que anda por ahí:

1. Un mediocre no se reconoce como tal.
2. Busca disminuir los éxitos de los demás para disimular sus propios fracasos.
3. Siempre va a encontrar la excusa perfecta para no hacer algo.
4. Se estresa cuando hay una situación nueva, los cambios le aterran.
5. Quiere su independencia pero no es capaz de dar un paso sin llamar a su mamá para que lo dé por él.
6. Dice que sabe hacer las cosas pero no es capaz de mover un dedo si no le dicen que tiene que hacer.
7. Su vida gira en torno a la de los demás, vive al pendiente de lo que hacen los demás, su propia vida le aburre.
8. Él nunca tiene la culpa de nada, siempre hay alguien o algo que ocasionó que las cosas no le salieran bien.
9. El mediocre nunca se equivoca y cuando lo hace, en realidad es porque desde el principio quería que fuera así.
10. El universo entero está contra él, es la víctima perpetua y perfecta y le encanta que se compadezcan de él.

Así como estas, hay algunas otras características que quizá ustedes hayan encontrado, como quiera que sea, cuando identifiquen a uno de estos especímenes, HUYAN, corran tan rápido y tan lejos como puedan, mientras lo hacen sacúdanse la pestilencia y la hediondez, pues corren el riesgo de que la mediocridad los apeste y se les quede rondando y cuando menos lo esperen (cual peste de The Walking Dead) ya estarán infestados. Advertidos están.