miércoles, 18 de julio de 2012

Importa más el tamaño o saberlo mover?


Esta es una pregunta que muchos se han hecho en no pocas oportunidades, es realmente importante el tamaño o lo fundamental es cómo se mueve, debo confesar que soy uno de aquellos que por muchos años se hicieron esa pregunta, pues durante largo tiempo he visto pasar frente a mí una infinidad de ellos, de todos tamaños, colores y calibres, descomunalmente grandes, ridículamente pequeños, neófitos con muy poca o nula experiencia y también de los más experimentados; pues bien, finalmente luego de años de haber tenido contacto con tal variedad he llegado a una conclusión, lo más importante no es cuán grande sea, lo que realmente importa es de qué manera movemos nuestro currículum vitae en el mundo empresarial.

Confío en que la breve introducción no haya despertado suspicacias sobre el tema que me impulso a escribir en esta ocasión, en fin, pues si señores a lo largo de estos casi ya diez años deambulando por el submundo de recursos humanos (o gestión del talento humano o del potencial humano o cualquier otro creativo nombre que se les ocurra a mis ocurrentes colegas) me he percatado que sujetos con un currículum risiblemente escueto, casi paupérrimo diría yo, han ocupado posiciones por las que competían con postulantes con ostentosos y cuasi kilométricos currículum, de esos interminables que no dan ganas de leer por lo extenso que son, y no me refiero a esos que colocan hasta cuando trabajaban paseando al perrito de su vecino o cuidaban a su primito cuando su tía se iba al mercado, no me refiero a esos, me refiero a aquellos que tienen efectivamente experiencia relevante pero interminable, cuyo currículum sobrepasa las cuatro hojas (con letra times número 8, toda una tortura para leer).

Esto obviamente no es una situación absoluta, claro que hay excepciones como en toda regla, además se deben considerar otros factores cómo la inteligencia emocional (inteligencias múltiples, habilidades sociales, y continúan los nombrecitos), pero esencialmente se debe a la habilidad con la que un individuo que esté aplicando a un trabajo (o a muchos como suele ocurrir en nuestra realidad en donde el currículum se envía como panfleto en la avenida Wilson) pueda hacerse de contactos en puestos estratégicos o moverse de forma tal de hacerse constantemente visible y ser un “figureti corporativo”.

Pues si señores, ya están advertidos quienes aún mantienen la vieja estrategia de redactar interminables hojas de vida, que lejos de presentarlos cómo más interesantes, dejan bastante mal parada su capacidad de síntesis y aburren sobremanera a los eventuales evaluadores que tengan la desdicha de recibir estas hojas de vida, ya es hora de reconsiderar el volver a redactar sus currículos.

Como siempre, esta no es más que mi humilde punto de vista, en todo caso, lo dejo a su criterio…