miércoles, 28 de mayo de 2014

Reflexiones sobre el liderazgo - I

Existen diversos tipos de líderes, haya tantas definiciones de liderazgo que ya perdí la cuenta, sin contar los diversos estilos o tipos de liderazgo que se plantea; tenemos por ejemplo al líder catalizador, o al líder transformacional, para mencionar sólo dos de ellos.

Sin embargo, y al margen de las diferencias entre uno y otro, existen características comunes a todos ellos, a continuación les presentamos algunas de estas características:

1.    “Cataliza” no “Capitaliza”; es consciente de que los logros del equipo, son el fruto del trabajo de todo el equipo, no trata de figurar como el gran artífice de los resultados obtenidos, no es el director, productor, guionista, protagonista y extra de la película, da el reconocimiento al equipo o a la persona que consiguió el objetivo, “no se roba el show”, ni actúa como “la vedette”. Tiene perfectamente clara su función de facilitador, hace el trabajo con los demás y es el primero en reconocer el trabajo y el esfuerzo de su equipo.

2.    Asume su rol como líder de forma activa y responsable; el líder se ve a sí mismo como un agente de cambio, utiliza sus conocimientos y capacidades para estimular en sus trabajadores la automotivación que necesitan en el día a día; no impone sus ideas, expone sus argumentos y vende la idea a los demás, se esfuerza porque los trabajadores comprendan el porqué de lo que les dice, va más allá de decirle a la gente que tiene que hacer, les muestra por qué y para qué tienen que hacerlo. Lograr convencer a través de la razón y comprometer apelando a la emoción.

3.    Sabe que la comunicación asertiva y efectiva es básica; el líder tiene perfectamente claro que la comunicación no es la simple transferencia de información o dar un mensaje, establece código de comunicación con su gente en donde la alimentación y la retroalimentación es el pan nuestro de cada día. Se asegura de que la información llegue a su destino contextualizada, se asegura también de que los destinatarios del mensaje cuenten con los recursos necesarios para procesar la información y puedan tomar decisiones acertadas en base a la información brindada. En paralelo, se preocupa de que el mensaje llegue y se retransmita en fondo y forma adecuados, previniendo así cualquier interpretación errónea que pueda llevar a una cadena incontenible de eventos desafortunados.

4.    No se mete en el trabajo de los demás; si contratas un profesional para un labor específica, es por demás insensato y hasta ridículo, “meterse” en su trabajo, pretender enmendarle la plana y decirle cómo debe hacer su trabajo, el líder lo sabe, tiene claro que una cosa es supervisar y otra muy diferente meterte a hacer algo para lo cual contrataste a un profesional (con estudios y experiencia en el tema), finalmente si piensas que tú lo puedes hacer mejor, la pregunta se cae de madura ¿para qué contraste a alguien? Lo hubieras hecho tú mismo y te ahorrabas una buena cantidad de dinero.

5.    No busca culpables, busca soluciones; un líder enfrenta situaciones difíciles identificando el problema con claridad y planteando soluciones viables y con el menor impacto colateral, no busca culpables, un líder sabe que una “cacería de brujas” es una pérdida de tiempo, sin mencionar que crea inestabilidad entre los trabajadores. El líder entiende que de haber responsabilidades en un hecho ocurrido, estas se irán esclareciendo conforme se den las investigaciones; sin embargo, es consciente de que el principal y más importante activo de la empresa es su gente, sabe que una empresa sin la gente que la mueve, no es más que un edificio con muebles y equipos.

martes, 27 de mayo de 2014

El enemigo silencioso en la empresa

Hoy tocaremos dos aspectos importantes relación a la desmotivación, la productividad y la salud.

La Desmotivación es un factor determinante en la productividad de la empresa, un trabajador desmotivado pierde velocidad de reacción, su estado de ánimo lo convierte en un cuasi zombi que realiza su trabajo de forma mecánica, ya no encuentra sentido a lo que hace, su labor se convierte en una mera secuencia de acciones, que se repiten una tras otra sin ninguna razón de ser, se pierde de vista el objetivo de la función, entra en un estado de aletargamiento tal, que muchas veces termina el día y no se sabe a ciencia cierta cómo llegó la tan anhelada hora de salida, otras tantas por el contrario el día es odiosamente interminable y el final de la jornada se ve cada vez más lejano.

Por otro lado, el problema de la desmotivación no sólo afecta al trabajador en sus funciones, también lo afecta en su salud, una persona desmotivada es una persona deprimida, una persona deprimida es un sistema inmunológico deprimido y un sistema inmunológico deprimido es un campo fértil para cuantas enfermedades se les puedan ocurrir; esto significa que la probabilidad de ausentismo se incrementa y por consiguiente la operación se ve perjudicada.

Ahora bien, no se trata simplemente de decir “pero yo le pago bien a mi gente”, la desmotivación puede aparecer incluso en trabajadores que se encuentran “bien remunerados” con respecto al mercado, hay muchas otras necesidades que las personas tenemos, como la necesidad de reconocimiento, el ser reconocidos por nuestro trabajo, ese “simple” gesto a través del cual nos dicen gracias por hacer bien tu trabajo.

Existen muchas formas de combatir la desmotivación, pero todas pasan por una adecuada gestión de los líderes de la organización, son los líderes, tanto formales como informales los que con sus acciones y omisiones, impactan en el clima laboral de la empresa y en la motivación de sus trabajadores, “no basta con llamarlos colaboradores”, si no existe una política orientada a estimular al trabajador, cualquier intento aislado caerá en saco roto.

Esto se trata de líderes cuidando de su gente, se trata de una organización que sin caer en el error del paternalismo, se preocupa por su gente, por su seguridad y la de sus familias y le brinda la estabilidad emocional necesaria para que ese trabajador produzca cada vez más y mejor; pues finalmente, un trabajador feliz es un trabajador eficiente.

miércoles, 21 de mayo de 2014

10 Cualidades de un Anti-líder

Todo líder debe poseer y exhibir determinadas cualidades o competencias para poder ser considerado como tal, sin embargo existen algunas características que perfilan a quien las tiene como la antítesis del líder, revisemos algunas de ellas.

1. Habla mal de su equipo: existen personas que en el afán de justificar sus propias falencias a nivel de gestión, se ponen a la defensiva y culpan a los miembros de  su equipo, incluso llegando al extremo de afirmar que existe un “complot” en su contra, en criollo piensan todo el tiempo que les quieren “hacer la camita”.

2. Desconoce y desconfía de  las competencias de su equipo: en ocasiones vemos personas que aun cuando tienen profesionales competentes a su cargo, se inmiscuyen en el trabajo de estos, se dedican a decirles cómo deben hacer las cosas (cuando no es su área de expertise), no les permiten tomar decisiones, llegando incluso a hacer correcciones sobre algunas medidas adoptadas o decisiones tomadas, desautorizando a su equipo.

3. Se escuda en excusas, NO da soluciones: observamos a menudo a personas que toman como “defensa” una serie de argumentos que tienen como única finalidad la de “maquillar” errores, estos argumentos de defensa surgen ante supuestas agresiones o ataques, o simplemente cuando les piden explicaciones del por qué no se obtuvo tal o cual resultado, o por qué no se cumplió con tal o cual proceso.

4. Hace que las personas hagan el trabajo, no hace el trabajo con las personas: alguna vez escuché que cualquier pobre diablo con un poco de poder es capaz de dar órdenes, únicamente un líder es capaz de convencer y conmover; convence a través de la razón, conmueve por medio de la emoción, quienes no son capaces de hacer esto, se refugian en dar órdenes a diestra y siniestra, órdenes que en muchos casos son cumplidas por obligación y no por convicción.

5. Abusan del poder que se les otorga: estás personas a menudo adolecen de una autoestima sólida, que en muchos casos se ve reemplazada por un ego descomunal, que no es más que el reflejo de saberse incapaz, son los rezagos de un complejo de inferioridad atroz derivado en algunos casos de las “estrategias” usadas para ir escalando posiciones en la organización, se saben ineptos y abusan del poder mal habido para disimular su frustrante realidad.

6. Son incapaces de escuchar a los demás: esta incapacidad muchas veces se extiende no sólo a sus equipos de trabajo, quienes vendrían a ser sus clientes internos; tarde o temprano, esta incapacidad de escuchar se extiende a sus clientes externos, tomando decisiones sin considerar las preferencias ni las necesidades de sus clientes, arrastrando a su empresa (y a todo su personal con ella) a un fracaso de dimensiones colosales, pues quienes vivimos para servir, sabemos que el cliente es la razón de ser de la empresa.

7. Sanciona, no incentiva: ¿por qué tengo que premiarlos si ese es su trabajo? Es la pregunta con la que estas personas justifican el no reconocer los logros de su personal; sin embargo, cuando se trata de sancionar alguna falta u omisión lo hacen de la forma más dura posible, “para que los demás reciban el mensaje” suelen decir, implantan un régimen cuasi del terror, en donde los colaboradores se van a la primera oportunidad que tengan, y los que se quedan lo hacen porque no les queda otra opción.

8. No estimulan la capacitación: son incapaces de enseñar lo que saben, mantienen a su personal con los conocimientos mínimos necesarios para que puedan cumplir con sus funciones, en sus mentes estrechas estas personas están convencidas de que si su personal se capacita, tarde o temprano les quitarán el puesto, por lo tanto no sólo no forman a su personal, sino que hacen hasta lo imposible por que su personal no se capacite ni adquiera nuevos conocimientos.

9. Poseen una visión estrecha y mezquina de los negocios: estas personas se caracterizan por ser mezquinos (“angurrientos” en la jerga popular), buscan a como dé lugar la famosa y mal entendida “reducción de costos”, no entienden el concepto y lo emplean a menudo reduciendo personal y haciendo que los demás trabajen horas extras (sin reconocerlas), lo que finalmente deviene en el agotamiento mental y físico de su personal y la consecuente renuncia, elevando la rotación.

10. Voluble es su segundo nombre: un día te dicen “A”, al día siguiente te dicen “Z” y como se trata de personas que creen que su palabra es ley, no hay lugar a reclamo o argumentación que valga, su estado de ánimo del momento se impone sobre la razón, la lógica y el sentido común, creando un caos generalizado, pues la gente no sabe a qué atenerse, porque lo que hoy es una “verdad absoluta”, mañana ¿quién sabe?

viernes, 16 de mayo de 2014

Dónde estarás cuando tu sueño te alcance

Cuenta la historia que había una vez un hombre que tenía muchas ganas de salir adelante, él sabía que no quería trabajar todo su vida para alguien más, quería poner su propia empresa y tener algo propio para sí y su familia; cuanta también la historia que ese sueño se concretó y con el pasar de los años, se convirtió en un empresario exitoso, próspero y con una empresa que cada vez crecía más y más.

Pero un día (porque siempre llega “el día” en los cuentos) esa empresa empezó a tomar dimensiones insospechadas incluso para aquel hombre emprendedor; el éxito, que durante tantos años él había perseguido y durante algún tiempo le fue esquivo, finalmente lo alcanzó.

Pero al parecer, luego de tanto tiempo de estar tras ese éxito, en el camino este hombre emprendedor se olvidó de cuál era el verdadero significado del éxito, y empezó a tomar decisiones que distaban de quien era él inicialmente, se distanció de sus ideales, de sus metas personales, su sueño se convirtió en una pesadilla, en donde el éxito que tanto buscó finalmente lo empezó a devorar.

Y empezó a cometer errores, y se rodeó de las personas equivocadas, que lejos de ayudarlo a retornar al camino correcto, lo alejaban de él, lo empujaban a tomar decisiones que una tras otra no hacían más que golpear su cada vez más desmejorada empresa, en donde los trabajadores (como él alguna vez lo fue) se sentían desmotivados, eran infelices no con su trabajo, pero si con el trato que recibían de las personas que rodearon al protagonista de nuestra historia, quien ya totalmente fuera de su sueño inicial, se dedicó a no prestar atención a los gritos de ayuda que sus colaboradores y sus clientes daban.

Me gustaría terminar esta historia con un bonito y feliz final, en donde los malos asesores fueron retirados y finalmente la visión de nuestro protagonista se cumplió tal cual inicialmente era, pero todos sabemos cómo termina esta historia, con niveles escandalosos de rotación de personal, pésimo clima laboral, gastos exorbitantes en mecanismo de control, pues al no haber identificación con la empresa, muchos empiezan a “sacarle la vuelta” a la empresa, incumplimiento en los procedimientos más elementales, etc.

Más de uno seguramente ha sentido que alguna vez ha trabajado en una empresa así, o por lo menos sabe de alguien que si lo ha hecho; lamentablemente en estos casos, la realidad muchas veces supera de lejos cualquier relato de ficción.

martes, 13 de mayo de 2014

Los intocables puestos a disposición

Cuando de tomar decisiones se trata, existen personas que encuentran la manera de evadir la responsabilidad y desplazar el problema a otro lado, como si por alguna razón, no quisieran asumir su rol como líderes; pues finalmente, siempre es más “fácil” y más “cómodo” dejar que otro se haga responsable, “y si algo sale mal, uy sí, que pena, pero yo no fui.”

Una experiencia muy particular la tuve en una empresa en la cual cada vez que un trabajador no cumplía de forma reiterada con los procedimientos, no se adaptaba al trabajo o incluso si incurría en una falta grave, se le “ponía a disposición” del área de RRHH, es decir una completa y absoluta lavada de manos, nadie se hacía responsable por tomar una decisión y simplemente le lanzaban la pelota a RRHH, en donde si el trabajador tenía suerte, lo cambiaban de área o lugar de destaque y se acabó el problema, o mejor dicho, se trasladó el problema; pues en muchos casos la misma conducta no deseada, se repetía en el nuevo lugar de trabajo, siendo puesto una vez más “a disposición” de RRHH, en donde previa carta de compromiso, se volvía a trasladar el problema, y así por los siglos de los siglos, amén.

Averiguando un poco, me enteré de que no era con cualquiera, era con aquellos que de una u otra manera tenían un “padrino” dentro de la empresa, que bien podía ser algún conocido o amigo del dueño, la esposa o los hijos o incluso el mismo dueño, son los autodenominados “intocables”, aquellos que llaman al dueño por su nombre y se jactan de despechar con él directamente, y te muestran cada vez que pueden que dentro de sus contactos en su celular tienen su número personal y su correo personal “por si acaso”.

Ese es el momento incómodo en donde te das cuenta de que hagas lo que hagas, sea cual sea la gestión que hagas, sin en algún momento algo de lo que haces no le gusta a uno de estos individuos, corres el riesgo de que simplemente no te renueven el contrato y se acabó (lo cual en una empresa como la descrita, lejos de ser algo malo, resulta ser un gran favor). Finalmente nadie es "monedita de oro" para caerle bien a todo el mundo, y tarde o temprano terminas “tocando” a un “intocable” y como es de esperar, ahí mismo se acabó la función.

Este tipo de “políticas”, mantenidas obviamente con el conocimiento y consentimiento de los dueños, quienes a falta de una adecuada preparación, manejan su empresa como si fuera su “chacra”, finalmente es su empresa y cada quien tiene el derecho de hacer con sus cosas lo que mejor le parezca, aun cuando esto signifique hacer quebrar un empresa, con todas las consecuencias que ello acarrea.

viernes, 9 de mayo de 2014

De profesión... Maletero

Definitivamente hay gente que tiene un don especial, una habilidad extraordinaria, un ángel, un no sé qué para motivar a la gente, les basta con unas cuantas palabras y las personas reaccionan de forma inmediata (y en ocasiones con bastante euforia) y se motivan y se inspiran y todo. Esas personas logran encontrar siempre el lado positivo de las cosas, logran ver siempre lo bueno de la situación, ven el vaso medio lleno. Sin embargo, también están los otros, los aguafiestas, esos que cuando encuentran algo bueno, lo tocan y automáticamente se convierte en una pila de mierda, tienen un "ojo clínico" para detectar todas aquellas cosas que están mal, y las que no lo están, no están lo suficientemente bien para hacer merecedor a quien lo hizo de una felicitación; a la par de esta agudeza visual para criticar, presentan una miopía dantesca para los logros de sus equipos de trabajo (mismos que poco a poco se van desmotivando), logros que a la larga y debido a la falta de reconocimiento, en muchos casos se van extinguiendo.

En mi experiencia he visto y veo gente de este tipo más a menudo de lo que quisiera, gente que cuando los ven llegar, el primer pensamiento es "¿y ahora que va a criticar?", estas personas se dedican a tiempo completo a una campaña de demolición sistemática que tarde o temprano termina aburriendo al personal, que ve cómo sus esfuerzos por hacer bien las cosas, se ven disminuidos por la incapacidad de sus jefes o superiores de ver y sobre todo reconocer los logros.

Este es un mal que se está propagando, pero que tiene un común denominador en todas las empresas en donde lo he observado. Las personas que presentan esta "cualidad" fueron formadas así, a látigo y a patadas, "aprendieron" (y ese aprendieron es más entre comillas que nunca) que a la gente la tienes que tratar mal, sancionarla, desconfiar de ellos y tenerlos bajo un régimen de miedo para que rindan, "aprendieron" que la única manera de hacer cumplir a la gente con su trabajo es reventarlos hasta que no puedan más y luego cambiarlos.

Pero para ello tienen que invertir una serie de recursos (económicos y humanos) para mantener este régimen, que como todo régimen tirano, termina por explotarle en la cara a quienes se empecinan en ejecutarlo; pues seamos francos, puede que quizá 30 o 40 años atrás, este modelo de explotación haya dado resultados, sin embargo, en un mercado como el actual, en donde la oferta laboral es a todas luces mayor que cuando estas personas se formaron (o más bien se deformaron), en la actualidad la oferta laboral es tan variada y abundante que el período de permanencia en una empresa, aún en condiciones favorables, es muy breve, por tanto, en una empresa en donde la política del miedo y la sanción impera, la rotación alcanza límites que rayan con lo absurdo como que en 2 meses ha renunciado a la empresa un número de trabajadores que resulta ser igual a la cantidad de trabajadores de toda la empresa.

Este tema se presenta principalmente en empresas del tipo familiar, en donde el dueño empezó de abajo y poco a poco fue surgiendo y saliendo adelante, pero a punta de golpes y cree que así es como se sale adelante, o él mismo fue explotado y ahora está devolviéndole el vuelto a la vida; se puede explicar de mil maneras, pero mientras tanto, a los que nos damos cuenta de esto y estamos en posición de hacer algo para que esta realidad cambie, nos toca enfilar baterías y poner todo para que poco a poco, sean menos las empresas que se van haciendo de una reputación nefasta y que curiosamente de cara al público son empresas "exitosas" y "grandes corporaciones", pero por dentro el "maleteo" está a la orden del día.