martes, 28 de mayo de 2013

¿Quien dijo que soñar no cuesta nada?

Cada vez estoy más convencido que el que acuñó esa frase (bastante trillada dicho sea de paso) de "Soñar no cuesta nada" era un perfecto imbécil, no tenía idea lo que estaba diciendo o simplemente nunca tuvo un sueño, uno real me refiero, uno en el que te vez a ti mismo haciendo lo que te gusta.

Cómo así de que "soñar no cuesta nada", claro que cuesta, cuesta mucho esfuerzo, mucho desgaste, mucho choque, muchas peleas, mucha tenacidad, mucho empuje, mucho todo. Y esto pasa por una simple razón, los sueños no son algo colectivo, son algo individual, muy personal muy propio, muy mío y de nadie más.

Ahora, claro que todo depende de que tipo de sueño estamos hablando, o más bien como es que se enfoca ese sueño; me explico, si por ejemplo digo "me gustaría ganarme la tinka", pero nunca he comprado un boleto, efectivamente soñar no cuesta nada, pero si en realidad es "tu" sueño, si lo deseas con todo tu ser claro que cuesta, porque todos los días irás al kiosko más cercano a comprar temprano tu boleto y estarás al pendiente del sorteo, e irás a cotejar tu boletito que una vez más no tiene ni reintegro y gastarás nuevamente en otro boleto hasta que te ganes la tinka, se te acabe la vida o se te acabe la plata, lo que ocurra primero.

Esto cuando el sueño es así de simple, ahora si el sueño es más complejo, como por ejemplo empezar tu propia empresa, ahí si que la cosa se pone color de hormiga, porque si pues, si te pasas la vida diciendo que quieres tener tu empresa y nunca has movido un dedo para conseguirlo, pues todo bien, seguirá siendo un sueño de opio, sin embargo cuando decides que eso no se puede quedar como un sueño y decides trabajar duro para hacerlo real, entonces te encuentras frente a muchas fuerzas que jalan para el lado contrario y que te dan la excusa perfecta para abandonar todo y decir "bueno, al menos lo intenté".

Porque si hay algo que sobra cuando queremos justificar la falta de constancia y la flojera tanto mental como física son las excusas, desde las más elaboradas como que las condiciones socio económicas no son las idóneas, hasta las más alucinadas como que el universo la trae contra ti, pasando por la simplemente relajada de "no pues, es mucha chamba".

Algo que he descubierto en estos meses de trabajo a lomo partido para dar forma y sacar adelante un viejo sueño, que por momentos llegó a parecerme obsesión, es que resulta muy fácil darse por vencido y escudarse en todas esas excusas que curiosamente parecen saltar frente a tus ojos y decirte "tómame", "úsame para justificar tu fracaso", pero para bien o para mal, resultó que la misma terquedad que me hizo no darme por vencido para ingresar a la universidad aún después de darme contra el suelo en más de una oportunidad, esa terquedad aún no me a abandonado, sigue ahí y según parece con la misma fuerza de esos años en los que la energía que sólo un jovenzuelo de 20 años tiene.

Ahora, aunque quizá esa fuerza de la juventud haya decaído un poco (quizá no), ahora tengo una ventaja sobre esa época, ahora me acompaña la experiencia de haber vivido intensamente y aprendido de todo cuanto me rodea, de haberme caído y levantado infinidad de veces.

Ahora me puedo dar el lujo de afirmar lo que alguna vez escuché o leí, "cuando la vida te dé la espalda, cógela por el culo".

miércoles, 22 de mayo de 2013

Los Otros...


Hace algunos días, en una conversación sobre lo caótica y violenta que resulta ser Lima, salió un tema que a decir de los involucrados en dicha conversación era uno de los motivos de ese caos y violencia que de una u otra manera nos afecta a todos, es lo que llamo la "Noción de el Otro". No tenemos el menor respeto por "el otro", porque ni siquiera somos cocientes de la existencia de "el otro", me incluyo porque me he dado cuenta de que para sobrevivir en esta ciudad, en ocasiones debes involucionar a un estado de brutalidad digno de una sola especie sobre el planeta: el ser humano.

Si pues, no respetamos al otro porque ni siquiera nos damos cuenta de que está allí junto a nosotros, viviendo lo que nosotros, sufriendo igual que nosotros, disfrutando igual que nosotros, compartiendo el mundo con nosotros.

Y es justo en uno de esos momentos en los que se te empiezan a ocurrir cosas y no sabes por qué, es que surgió esto que comparto con ustedes:

"Creo que los demás son, en tanto que yo soy consciente de ello, es decir reconozco, acepto y respeto su existencia, su condición de ser y estar, su individualidad, sus aciertos y errores, sus fortalezas y debilidades, sus cualidades y sus aspectos por desarrollar, es decir su condición de seres humanos.

El universo tiene un equilibrio y una dinámica que en ocasiones resulta ser algo irónica, pero creo que todo lo que hacemos va a tener indefectiblemente un rebote en nuestras vidas, de una u otra forma, todo aquello que hacemos con los demás, sea que se considere bueno o malo, regresa a nosotros, algunos le llaman Kharma, otros le dicen justicia divina, como dije al principio, yo quiero pensar que es el equilibrio que existe en el universo.

Pero en realidad ¿Quienes son los otros? me he percatado además, de que aún no puedo (o quizá no quiero) responder a esa pregunta, por una sencilla razón, para decir quiénes son los demás, primero tendría que poder decir que me conozco a cabalidad y eso en este momento de mi vida es una falacia, ya que aún no he llegado a conocerme y pretender decir quiénes son los demás me haría caer en imprecisiones, imprecisiones ya sea por desconocimiento o ignorancia, o quizá imprecisiones por mis propios prejuicios, valores y frustraciones.

Sin embargo en referencia a quienes son los demás podría ensayar algunas respuestas vagas, los demás son todos aquellos que se encuentran fuera de mi universo personal, los demás son en tanto yo soy y yo soy en tanto los demás están ahí y son.

Los demás son el respeto por mi espacio y por el espacio que yo no ocupo en el universo, los demás son toda la energía que me rodea, pero los demás también es mi propia energía vital que es parte de un todo con el universo, pero que a su vez me hace único e irrepetible, también son mis muchos estados de ánimo y cambios que en ocasiones me han sorprendido, por lo variados y particulares que pueden llegar a ser, llegando a ser incluso diametralmente opuestos y responden a diversos momentos que voy viviendo.

Sigo buscando la respuesta a la pregunta de ¿quiénes son los demás? a través de mí y quizá indirectamente ya he respondido esa pregunta, aunque podré acercarme más cuando logre deshacerme de muchos prejuicios que aún tengo, sin embargo me atreveré a dar un adelanto, me preguntan ¿quiénes son los demás? Yo digo, los demás soy yo y yo soy los demás".