martes, 27 de mayo de 2014

El enemigo silencioso en la empresa

Hoy tocaremos dos aspectos importantes relación a la desmotivación, la productividad y la salud.

La Desmotivación es un factor determinante en la productividad de la empresa, un trabajador desmotivado pierde velocidad de reacción, su estado de ánimo lo convierte en un cuasi zombi que realiza su trabajo de forma mecánica, ya no encuentra sentido a lo que hace, su labor se convierte en una mera secuencia de acciones, que se repiten una tras otra sin ninguna razón de ser, se pierde de vista el objetivo de la función, entra en un estado de aletargamiento tal, que muchas veces termina el día y no se sabe a ciencia cierta cómo llegó la tan anhelada hora de salida, otras tantas por el contrario el día es odiosamente interminable y el final de la jornada se ve cada vez más lejano.

Por otro lado, el problema de la desmotivación no sólo afecta al trabajador en sus funciones, también lo afecta en su salud, una persona desmotivada es una persona deprimida, una persona deprimida es un sistema inmunológico deprimido y un sistema inmunológico deprimido es un campo fértil para cuantas enfermedades se les puedan ocurrir; esto significa que la probabilidad de ausentismo se incrementa y por consiguiente la operación se ve perjudicada.

Ahora bien, no se trata simplemente de decir “pero yo le pago bien a mi gente”, la desmotivación puede aparecer incluso en trabajadores que se encuentran “bien remunerados” con respecto al mercado, hay muchas otras necesidades que las personas tenemos, como la necesidad de reconocimiento, el ser reconocidos por nuestro trabajo, ese “simple” gesto a través del cual nos dicen gracias por hacer bien tu trabajo.

Existen muchas formas de combatir la desmotivación, pero todas pasan por una adecuada gestión de los líderes de la organización, son los líderes, tanto formales como informales los que con sus acciones y omisiones, impactan en el clima laboral de la empresa y en la motivación de sus trabajadores, “no basta con llamarlos colaboradores”, si no existe una política orientada a estimular al trabajador, cualquier intento aislado caerá en saco roto.

Esto se trata de líderes cuidando de su gente, se trata de una organización que sin caer en el error del paternalismo, se preocupa por su gente, por su seguridad y la de sus familias y le brinda la estabilidad emocional necesaria para que ese trabajador produzca cada vez más y mejor; pues finalmente, un trabajador feliz es un trabajador eficiente.

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