viernes, 16 de mayo de 2014

Dónde estarás cuando tu sueño te alcance

Cuenta la historia que había una vez un hombre que tenía muchas ganas de salir adelante, él sabía que no quería trabajar todo su vida para alguien más, quería poner su propia empresa y tener algo propio para sí y su familia; cuanta también la historia que ese sueño se concretó y con el pasar de los años, se convirtió en un empresario exitoso, próspero y con una empresa que cada vez crecía más y más.

Pero un día (porque siempre llega “el día” en los cuentos) esa empresa empezó a tomar dimensiones insospechadas incluso para aquel hombre emprendedor; el éxito, que durante tantos años él había perseguido y durante algún tiempo le fue esquivo, finalmente lo alcanzó.

Pero al parecer, luego de tanto tiempo de estar tras ese éxito, en el camino este hombre emprendedor se olvidó de cuál era el verdadero significado del éxito, y empezó a tomar decisiones que distaban de quien era él inicialmente, se distanció de sus ideales, de sus metas personales, su sueño se convirtió en una pesadilla, en donde el éxito que tanto buscó finalmente lo empezó a devorar.

Y empezó a cometer errores, y se rodeó de las personas equivocadas, que lejos de ayudarlo a retornar al camino correcto, lo alejaban de él, lo empujaban a tomar decisiones que una tras otra no hacían más que golpear su cada vez más desmejorada empresa, en donde los trabajadores (como él alguna vez lo fue) se sentían desmotivados, eran infelices no con su trabajo, pero si con el trato que recibían de las personas que rodearon al protagonista de nuestra historia, quien ya totalmente fuera de su sueño inicial, se dedicó a no prestar atención a los gritos de ayuda que sus colaboradores y sus clientes daban.

Me gustaría terminar esta historia con un bonito y feliz final, en donde los malos asesores fueron retirados y finalmente la visión de nuestro protagonista se cumplió tal cual inicialmente era, pero todos sabemos cómo termina esta historia, con niveles escandalosos de rotación de personal, pésimo clima laboral, gastos exorbitantes en mecanismo de control, pues al no haber identificación con la empresa, muchos empiezan a “sacarle la vuelta” a la empresa, incumplimiento en los procedimientos más elementales, etc.

Más de uno seguramente ha sentido que alguna vez ha trabajado en una empresa así, o por lo menos sabe de alguien que si lo ha hecho; lamentablemente en estos casos, la realidad muchas veces supera de lejos cualquier relato de ficción.

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