Cuenta la historia que había una
vez un hombre que tenía muchas ganas de salir adelante, él sabía que no quería
trabajar todo su vida para alguien más, quería poner su propia empresa y tener
algo propio para sí y su familia; cuanta también la historia que ese sueño se
concretó y con el pasar de los años, se convirtió en un empresario exitoso,
próspero y con una empresa que cada vez crecía más y más.
Pero un día (porque siempre llega
“el día” en los cuentos) esa empresa empezó a tomar dimensiones insospechadas
incluso para aquel hombre emprendedor; el éxito, que durante tantos años él
había perseguido y durante algún tiempo le fue esquivo, finalmente lo alcanzó.
Pero al parecer, luego de tanto
tiempo de estar tras ese éxito, en el camino este hombre emprendedor se olvidó
de cuál era el verdadero significado del éxito, y empezó a tomar decisiones que
distaban de quien era él inicialmente, se distanció de sus ideales, de sus
metas personales, su sueño se convirtió en una pesadilla, en donde el éxito que
tanto buscó finalmente lo empezó a devorar.
Y empezó a cometer errores, y se
rodeó de las personas equivocadas, que lejos de ayudarlo a retornar al camino
correcto, lo alejaban de él, lo empujaban a tomar decisiones que una tras otra
no hacían más que golpear su cada vez más desmejorada empresa, en donde los
trabajadores (como él alguna vez lo fue) se sentían desmotivados, eran
infelices no con su trabajo, pero si con el trato que recibían de las personas
que rodearon al protagonista de nuestra historia, quien ya totalmente fuera de
su sueño inicial, se dedicó a no prestar atención a los gritos de ayuda que sus
colaboradores y sus clientes daban.
Me gustaría terminar esta
historia con un bonito y feliz final, en donde los malos asesores fueron
retirados y finalmente la visión de nuestro protagonista se cumplió tal cual
inicialmente era, pero todos sabemos cómo termina esta historia, con niveles
escandalosos de rotación de personal, pésimo clima laboral, gastos exorbitantes
en mecanismo de control, pues al no haber identificación con la empresa, muchos
empiezan a “sacarle la vuelta” a la empresa, incumplimiento en los
procedimientos más elementales, etc.
Más de uno seguramente ha sentido
que alguna vez ha trabajado en una empresa así, o por lo menos sabe de alguien
que si lo ha hecho; lamentablemente en estos casos, la realidad muchas veces
supera de lejos cualquier relato de ficción.
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