martes, 5 de julio de 2016

Personal de "confianza".

De un tiempo a esta parte estamos siendo testigos de muchos cambios en las organizaciones, en muchos y muy diversos aspectos las empresas de hoy en día no son las mismas que hace quince, diez o siquiera 5 años, pero los cambios no han sido solamente a nivel estructural, sino también en conceptos antes entendidos claramente y ahora manejados por algunos en acepciones poco acertadas o desafortunadas.

Uno de estos conceptos es el conocido como “personal de confianza”, según la legislación peruana son trabajadores que se encuentran en una situación particular en la que son susceptibles de “perder” la confianza que se depositó en ellos y por la tanto ver extinguido su contrato sin más trámite que la invocación por parte del empleador.

Quienes se desempeñan en estos cargos, usualmente cumplen funciones estratégicas en la organización o institución en la que laboren, lugares a los que seguramente llegaron por decisión de su jefe directo y no por las vías “regulares” como podría ser por ejemplo en el sector público por un concurso público.

Hasta ahí todo bien, sin embargo, esta figura de “personal de confianza” algunos lo han tomado como aquel trabajador que mantiene al jefe al tanto de cuanto chisme ocurra en la organización, es por lo general el más “franelero” o “sobón”.

En algunos casos esta figura se agrava, pues el mencionado “personal de confianza”, en contradicción con aquella figura de ser una persona estratégica en la organización ya sea por sus cualidades y/o habilidades, preparación, experiencia o expertise en algún tema, no es más que un bueno para nada, sin oficio ni beneficio, que está ahí por motivos que son totalmente ajenos a mérito alguno y que para no herir susceptibilidades dejaré a criterio del lector decidir cuáles podrían ser esos motivos.

Tema aparte es el relacionado a los efectos nocivos de este tipo de “personal de confianza”, pues uno de los elementos fundamentales en una organización, como lo es el clima laboral y cada uno de sus componentes (comunicación, trabajo en equipo, satisfacción laboral, motivación, etc.) se ven seriamente afectados, pues el personal competente ve con mucha frustración como alguien que no reúne los requisitos mínimos para ocupar el puesto "se la lleva fácil", incluso en ocasiones a costa de ellos.

Si pues, las cosas cambian, las organizaciones inteligentes cambian para subsistir en un mercado cada vez más competitivo y en el cual, el que se duerme, pierde. Pero lamentablemente esos cambios no siempre terminan siendo para bien y en ocasiones no son precisamente muy inteligentes.

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